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Pasaron los años y las victorias de Numancia sobre Roma se sucedieron. El último cónsul en llegar fue Mancino, sin duda el más desgraciado de los hombres. Ante los rumores infundados de que llegaban refuerzos de los pueblo cántabros, el general romano emprendió la retirada, momento que aprovechó el pueblo numantino para perseguir y derrotar de manera aplastante al ejército romano en su totalidad. Ante tal vergüenza, el Senado, ya al límite de su paciencia, volvió a mandar a Mancino desnudo ante las murallas de Numancia para ser humillado. Los numantinos, compadeciéndose sin embargo, respetaron al general romano caído en desgracia y lo dejaron marchar.
Taza de cerámica blanca con acabado brillo con imagen sublimada. Resistente al microondas y al lavavajillas.
Peso | 0.325 g |
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Dimensiones | 12 × 8 × 9.5 cm |
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